Todos estos actos, prohibidos expresamente en la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo 29/2011, son denunciados por APAVT en la Audiencia Nacional cuando tenemos conocimiento de su celebración. Siempre recibimos la misma respuesta: se vigilará el acto. Pero no, nunca se prohíbe.

Según nuestra experiencia, todos estos actos, pueden constituir un delito de enaltecimiento del terrorismo, suponiendo una clara ofensa grave a la memoria de las víctimas del terrorismo, como acto de humillación y menosprecio, pues la realización de actos como los señalados, produce un grave impacto sobre las víctimas, deviniendo necesario evitar su perpetración ya que se ha dado inicio a la acción delictiva mediante las acciones de convocatoria pública y difusión llevadas a cabo. A nuestro entender la finalidad de los actos convocados no es otra que ensalzar a quien ha sido condenado por pertenecer a ETA.

Sin duda, estos actos de recibimiento constituyen una actuación de enaltecimiento y justificación pública del terrorismo, con el menosprecio y humillación a las víctimas y sus, pues ninguna otra conclusión cabe inferir de quien pretende recibir actos de homenaje y reconocimiento tras cumplir condena por pertenecer a ETA, organización terrorista que ha causado más de 3.000 atentados, ha asesinado a más de 800 personas, ha causado miles de heridos y ha secuestrado a más de 80 personas. Ningún otro sentido puede atribuirse a los pretendidos actos a celebrar sino el enaltecer a un condenado por pertenecer a ETA.

Los profesionales de la psicología apuntan que esta complicidad social con la violencia terrorista que legitima a los victimarios, constituye una fuente adicional de victimización, que lejos de favorecer su recuperación, tiene importantes repercusiones negativas sobre su estado psicológico.