El pasado 13 de enero, en el juicio que se seguía contra el entramado de partidos políticos (PCTV y ANV) montados por Batasuna para salvar su ilegalización, se produjo una circunstancia histórica. Los herederos de HB, además de reconocer el daño causado a las víctimas, reconocieron haber sido instrumentalizados por la banda terrorista ETA. Tras décadas de denuncias de las víctimas del terrorismo, tras haber tenido que escuchar a políticos decir que era una aberración ilegalizar a Batasuna, y tras haber visto como parte de la ciudadanía se mofaba con el “Todo es ETA”, resultó que sí, que no estábamos tan locos, que no éramos tan paranoicos, que definitivamente todo era ETA.

Luego, cuando llegaron a su tierra, libres ya entrar en prisión, los 35 líderes abertzales que fueron juzgados tras la querella interpuesta por la AVT diez años antes, no dudaron en hacerse los valientes afirmando que habían firmado lo que habían firmado con el único objetivo de no ir a la cárcel. Me hubiese gustado ver la reacción de los terroristas etarras que cumplen sus condenas en prisión, saber qué piensan ellos tras veinte o treinta años tras las rejas, obligados como estaban por su pertenencia  a ETA a no aceptar la legitimidad de los tribunales españoles, qué decir a reconocer el daño causado a las víctimas. Me hubiese gustado verlos por un agujerito. Batasuna sí era ETA, pero parece que los batasunos no han dudado en traicionar a sus presos etarras por salvar su pellejo y no pisar la cárcel. Ahora, que les interesa y que los electores les han dado la espalda en las urnas, piden a los presos cambiar la política vigente hasta la fecha en la banda, seguir la legalidad de manera individualizada. “Si no os gustan mis principios, tengo otros”, que diría Groucho Marx.  

Como víctima del terrorismo y presidente de la Asociación Plataforma de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo me satisface que un juicio que parecía encaminarse hacia la absolución de los terroristas haya finalizado con una condena que, aunque no les hará pisar la prisión, sí que les impedirá ejercer todo cargo público y presentarse a las elecciones. También que esta causa iniciada por la AVT en 2005 haya servido para demostrar algo que las víctimas teníamos claro desde el principio, aunque parte de la sociedad y de la esfera política quisiese creer lo contrario: Detrás de Batasuna estaba ETA y, por tanto, ETA se mantuvo en las instituciones tras la disolución de Batasuna en las elecciones de 2005 y 2009, cobrando fondos públicos, gestionando presupuestos públicos y ostentando poder para seguir asesinando personas y consciencias. Que el tiempo nos haya dado la razón no nos hará olvidar todos estos años perdidos por la sociedad y ganados por los terroristas en las instituciones. Porque sí, PCTV y ANV también eran ETA.