"He venido a votar como vasco independentista y como una persona de izquierdas y animo a la gente a votar como ella misma es. Si es vasca, independentista y de izquierdas que vote como ella misma es". Esas fueron las palabras de Arnaldo Otegi, el etarra al que algunos tienen la poca vergüenza de calificar como “hombre de paz”, a pie de urna en la jornada electoral del 26J. ¿Y las víctimas? ¿También pudieron ir a votar “como ellos mismos son”? No, las víctimas perdieron el derecho a votar, a ser de izquierdas, de derechas, a ser ellas mismas… a vivir.
Si ya resulta duro contemplar la situación en el día a día, es aún más denigrante ver cómo los terroristas participan en la vida pública en jornadas cómo esta. Blanquear el pasado de ETA da lugar a este tipo de situaciones de falsa normalidad que ponen de manifiesto que, aunque ya no mate con pistolas, ETA sigue matando conciencias y está consiguiendo sin matar, lo que no consiguió durante más de cinco décadas con las armas.
Esta semana hemos celebrado también el Día de las Víctimas del Terrorismo. Esta es sin duda una buena oportunidad para recordar y rendir homenaje a los que han sido y serán los verdaderos hombres de paz, algo que deberíamos hacer cada día. El resultado de esto a lo que algunos equivocados llaman guerra (aquí no ha habido dos bandos: aquí lo que ha habido han sido unos asesinos que ponían las pistolas y otros que pusimos las nucas), no puede ser que haya vencedores impunes y vencidos bajo tierra. Es necesario recordar lo que ha ocurrido en este país: más de 50 años de terrorismo que todavía no están recogidos en los libros de texto.
Desgraciadamente, las víctimas del terrorismo nunca podrán volver a votar ni a hacer ninguna de las tareas cotidianas a las que no damos ninguna importancia. En nuestra mano está recordarlas, homenajearlas y sobre todo no dejar que caigan nunca en el olvido. De ahí nuestro empeño en proyectos como los dos libros de ‘Testimonios, la voz de las víctimas’ y nuestro incansable trabajo por los que ya no están pero también por los que se quedaron aquí. Nuestra lucha, sois vosotros.