No puedo decir que me haya sorprendido en absoluto la foto del Presidente del Gobierno en funciones con los herederos de ETA en las instituciones. Ver a Pedro Sánchez de risas y apretones de manos con Mertxe Aizpurua no es nada nuevo, pero no por ello deja de ser doloroso. Esta foto es la consumación de la infamia. La consumación de la traición de este Presidente a las víctimas del terrorismo y a todos los españoles. La escenificación del Estado de Derecho arrodillado ante ETA, que es lo que siempre han querido los terroristas. Afortunadamente ETA ya no mata, pero poco a poco, está consiguiendo sin matar lo que no consiguió matando. Un ejemplo claro de esto es la política penitenciaria, que ha sido derogada definitivamente y ahora está a la espera de consumar el siguiente paso a través de la derogación de algunas leyes clave (como el código penal de 2003 que implicaba el cumplimiento íntegro de las condenas o la que imposibilita que los presos etarras se descuenten las condenas cumplidas en Francia) que permitirán ir vaciando las cárceles paulatinamente. Los terroristas en la calle y sus representantes gobernando España. Eso es lo que nos espera.
En fotos como esta, vemos que Bildu va a seguir siendo clave en la gobernabilidad de este país. Bildu, un partido que sigue sin condenar el terrorismo, que en las últimas elecciones municipales celebradas en España contaba con más de 40 terroristas en sus listas, y varios con delitos de sangre. ¿Pueden imaginar que esto sucediese en algún país de Europa? ¿Se imaginan a Macron dándose la mano con una persona condenada por enaltecimiento del yihadismo y exdirector de un periódico de ideología radical? Porque eso es Mertxe Aizpurua, señores. La ahora portavoz de Bildu fue periodista en Egin, un diario considerado como el medio de comunicación oficial de ETA, y posteriormente, fue directora técnica de la revista Punto y Hora de Euskal Herria, una revista también de corte abertzale donde cometió el delito de apología del terrorismo, por el que fue condenada en 1984 por la Audiencia Nacional. Tras ser clausurado Egin, fue una de las encargadas de no dejar a ETA sin voz fundando Gara, periódico que dirigió entre 1999 y 2004. En esos años tuvo que volver a declarar en la Audiencia Nacional tras la publicación de una entrevista con los líderes de ETA. Aizpurua también ha ejercido como biógrafa de los terroristas de ETA muertos. De hecho, su última "obra" se publicó no hace mucho, en 2018, y era un libro dedicado a Argala, uno de los primeros líderes de ETA que participó en el asesinato de Carrero Blanco.
Pero es que en las últimas semanas también hemos tenido la confirmación de algo que ya muchos sospechábamos: Otegi sabe más de lo que calla. Y sabe mucho. Ya no es solo que siga sin condenar lo que hizo ETA sino que por lo que parece, él mismo ha participado en numerosos atentados que a día de hoy siguen sin esclarecer. Sánchez no solo negocia y gobernará con una formación política que lleva a condenados por terrorismo en sus listas sino que es una formación liderada por un antiguo miembro de una organización terrorista que no ha respondido por sus crímenes y que, aunque ya es difícil que pueda tener responsabilidades penales vivas porque habrían prescrito, si podría aportar información para contribuir al derecho a la verdad de sus víctimas.
Todo esto no es más que otra muestra de la debilidad acuciante que muestra actualmente nuestro Estado de Derecho. Otro ejemplo es sin duda la entrevista a Josu Ternera que se presentó recientemente en el Festival de San Sebastián y que muy pronto podrá ver todo el mundo en una famosa plataforma de pago. La simple emisión de esta entrevista es una muestra de debilidad del Estado de Derecho, que se muestra incapaz de conseguir que Ternera afronte sus responsabilidades en la sala de justicia. Lo que este prófugo de la justicia española, responsable máximo de la banda con causas pendientes en la Audiencia Nacional tiene que decir, debe declararlo ante los tribunales, no en un plató de televisión.
En estos momentos España es un barco sin rumbo. Un auténtico despropósito al que le espera un escenario de lo más catastrófico. Porque si ya estos últimos años hemos visto la deriva absoluta que tomaba este Gobierno, no me quiero imaginar el futuro. Por eso, si ustedes me preguntan si me siento cómodo siendo víctima del terrorismo con el eslogan que últimamente acompaña al Señor Sánchez en todos sus actos, les diría rotundamente que sí. Que te vote Txapote es una frase que ha salido del sentimiento del pueblo. El comportamiento del Presidente del Gobierno con las víctimas del terrorismo durante todo su mandato ha sido absolutamente denigrante, mientras que los terroristas deben sentirse más que satisfechos. Como he mencionado antes, bajo el mandato de Pedro Sánchez se ha acercado a cárceles del País Vasco y Navarra a absolutamente todos los terroristas, se ha transferido la competencia de Prisiones al Gobierno Vasco y se ha otorgado un papel clave en la gobernabilidad del estado al brazo político de ETA. Mientras, el Presidente Sánchez jamás ha querido reunirse con las víctimas del terrorismo para escuchar y atender nuestras inquietudes y necesidades y jamás ha hecho acto de presencia en nuestros actos de homenaje. Por lo tanto, entenderán perfectamente que los que más motivos tienen para votarle, Sr. Sánchez, son los terroristas como Txapote, que bajo su mandato han conseguido y conseguirán toda clase se privilegios y atenciones, y no las víctimas del terrorismo, que no hemos recibido más que desprecios y ninguneos.
No se puede renegar de Bildu durante toda la última campaña electoral y ahora que los necesita para gobernar, hacerse esa foto con ellos que en 2019 no quiso hacerse. Es infame, es traicionero, es hipócrita. Es Pedro Sánchez.