Muchos se congratulan de las luchas internas y la descoordinación que reina actualmente en la Izquierda Abertzale. Yo no me alegro en absoluto: hoy mismo he leído en la prensa que el colectivo de presos y ex presos de ETA culminará el próximo domingo la mayor campaña de movilización llevada a cabo en su historia fuera de las cárceles. Lo harán sin haber logrado ninguna de sus pretensiones, lógicamente, pero ese no es el tema. Desde la Asociación Plataforma de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo (APAVT) hemos solicitado la prohibición de todas estas movilizaciones a la Audiencia Nacional sin ni siquiera obtener respuesta. Pero no crean que vamos a dejar de intentarlo: nunca nos cansaremos de denunciar que el acercamiento de presos a la Comunidad Autónoma Vasca NO es un beneficio penitenciario.

El objeto de estas manifestaciones es la reivindicación de los derechos de los presos pertenecientes a ETA, a los que se tilda de presos políticos. Eso supone admitir de forma implícita la inexistencia del respeto a dichos derechos, circunstancia absolutamente alejada de la realidad e impropia de un estado democrático y de derecho como el nuestro. Del mismo modo, reitero algo que ya he mencionado en muchas ocasiones: la política penitenciaria es competencia única y exclusiva del Gobierno de España, ni del Gobierno Vasco, ni de los familiares de los presos ni de nadie más. Que estos familiares soliciten ayudas y se quejen de que sus seres queridos estén presos lejos de casa… En fin, si quieren podemos hablar de los familiares que tienen que visitar a sus seres queridos no en las cárceles, en los cementerios.

No queremos más cesiones como la destitución, a petición de la Izquierda Abertzale, de Carlos Urquijo, delegado del Gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca. Aunque no todo son malas noticias, no puedo por menos que aplaudir la última iniciativa de Ciudadanos, que ha advertido a Rajoy que no apoyará los Presupuestos si acerca a los presos de ETA.

 Lo que ha autorizado ETA a los presos es a buscar subterfugios legales para vaciar las cárceles. Ya han avisado que sin arrepentimiento ni delación, algo que no es noticia y que no cambia absolutamente nada. Hace falta un arrepentimiento sincero de la actividad criminal que han realizado en el pasado, la necesidad de que reconozcan que lo que hicieron estuvo mal (no vale rechazar la violencia de cara al futuro, tienen que rechazar también la del pasado). Esto, junto con las condiciones innegociables de que se disuelvan, entreguen las armas,  y colaboren con la Justicia, será la única manera de que los presos cumplan con la ley y se haga justicia a las víctimas del terrorismo. De lo contrario los grandes vencedores serán los terroristas.